Solo podemos ir a un restaurante, nosotros que somos de ir a probar, de volver a visitar, de saludar a esos hosteleros y hosteleras que tanto echamos de menos. Nosotros que somos de hacernos rutas, exprimir lugares y manjares. Nosotros que somos de admiraros a los que guisáis, que somos de «fueras de carta», de estar atentos a las temporadas e ir a disfrutarlas a vuestros locales. Echamos de menos nuestra gran vida social, no hacía falta que viniera un bicho a jodernos la vida para valorar lo que teníamos. Desde muy pequeña sé apreciar el ahora, sé valorar el momento y el lugar, porque desde bien pequeña sé que la vida mola tanto como tan rápida se te puede escurrir entre tus manos.
En ese único restaurante al que podemos ir no nos tratan nada mal, hacen su propio pan y se ve que miman el producto, se ve que la cocinera tiene tras de sí muchos años de experiencia, parece una tía de puta madre cuando sale a saludar a las mesas, y así es su cocina: honesta, sencilla, divertida, con mucho amor y mas Rock&Roll. Se ve también que en este restaurante cuidan el producto, desde la más humilde patata hasta el lujoso atún rojo y con poco saben hacer mucho, porque como me ha contado ella misma desde pequeña está acostumbrada a sacar partido de las cosas, el tema de supervivencia lo lleva grabado a fuego en la piel.
La decoración te hace sentir como en casa y eso acompaña a la honestidad de su cocina y da valor a su local. Solo una cocinera con una sola mesa, la exclusividad sin pretensiones, nada más que dar de comer a los que de verdad importan.
Y sabéis que me gusta recomendaros sitios, me decís muy a menudo que vais a venir, que dónde podéis comer por este precio o que vais con familia y niños, que cómo es ese lugar dónde comí tal cosa y no me llena eso, me llena el mensaje de después, el «he ido y es maravilloso», «nunca fallan tus recomendaciones», «gracias» y todas esas cosas que hacen que duerma tranquila por las noches, porque yo solo recomiendo lo que me gusta.
Pero en este caso os tengo que avisar que este es una restaurante con un única mesa, en la cual entran tres comensales y todos los amigos y seres queridos que forman parte de mi vida (soy selectiva en esto también, mi círculo de confianza también es un restaurante de pocas mesas). Lo que está claro es que un Skype no es lo mismo, en este restaurante necesitamos ver a las personas, sentir como disfrutan y compartir momentos, se echa de menos a la «clientela».
No os he dicho todavía cómo se llama, «Tasca AinaraLo» sigue abierto, ahora mismo trabajando a puerta cerrada y sólo dando de comer a tres comensales y deseando que sea para muchos más. Quiero brindar, beber, comer, abrazar y llorar y reír a la vez si hace falta porque nos hayamos terminado dos botellas de vino.
Os echo de menos, vosotros ya sabéis quiénes sois. Pronto estaremos, pronto vendréis a mi restaurante, ese que no hay carta porque comes lo que la cocinera dice y hace, el amor no se compra a kilo y ese no falta nunca.
Volveremos.
CALZONE (receta para 3 unidades)
400gr de harina de fuerza
215gr de agua
44gr de aceite de oliva virgen
4gr de levadura fresca/2gr de levadura seca
8gr de sal
Cómo se prepara.
Las buenas masas necesitan tiempo. Esta es también una masa que amasaremos de un día para otro. Amasados sencillos, con reposos de un par de minutos, en cuatro tandas la tendremos. Haremos un bola, la meteremos en un cuenco tapado con film transparente y la dejaremos fermentar en frío de un día para otro pudiendo estar en el frigo hasta 48 horas e incluso pudiendo congelarla.
Al día siguiente sacaremos la masa una hora antes del frigo, la porcionaremos en tres y dejaremos «relajar» y atemperar la masa en la encimera tapada con un trapo limpio y si pelo de algodón. Dejaremos los ingredientes preparados: salsa de tomate, queso fundente, verduras salteadas, etc…
El horno lo calentaremos a toda la temperatura que de, con calor arriba y abajo. Dejaremos libre el suelo del horno y pondremos una bandeja de la mitad para arriba.
Montaremos el calzone sobre el papel de hornear, los ingredientes ocuparán una de las mitades y dejaremos al menos un dedo en el margen exterior para poderlo cerrar. Empezaremos poniendo el tomate, el queso y los demás ingredientes terminando con un poco de orégano. Cuando tengamos los ingredientes puestos doblaremos la masa y taparemos esa parte hasta que coincidan los bordes. Para cerrar haremos un pliegue ayudándonos de un dedo de cada mano, girando la masa por encima y haciendo este mismo proceso en todo el borde (tenéis guardado en mi IGTV como hacerlo, buscad CalzoneParty 2 y ahí lo tendréis).
Hornearemos el calzone 5 minutos en el suelo del horno y unos 3/4 minutos mas en la parte de arriba del mismo.
On egin!
Categorías:Mis historias, recetas del mundo, recetas para ocasiones especiales
Deja una respuesta